miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿Suficiente tolerancia al fracaso?




Yo sé que no tengo tolerancia al fracaso, quiero sobreponerme con entereza a los embates de la vida, pero día a día, año a año siento que soy más cobarde, menos arriesgo -ya sé, menos gano-, más frustrada, más envidiosa... más codiciosa... anhelo librarme de la presión -opresión- del exitismo posmoderno, pero no puedo. Quiero más, quiero que no me importe el qué dirán, quiero mirarme al espejo confiada de que lo que me devuelve la imagen, ya que representa quien soy -¿quién soy?-. No es verdad, estoy mintiéndome a mi misma, quién no quisiera ser aquel/la sujeto/a que todo lo logra, a quien todos miran con admiración, no por su inteligencia o sagacidad, no por credibilidad o ética, sino por su aspecto -carisma-, dinero o poder. Sobre todo esto último, por eso tengo un hijo de cuatro años y ya tengo que planificar a qué escuela va a ir cuando esté en la primaria, porque de eso -de las conexiones- dependerá que consiga un crédito o un buen trabajo en el futuro. Para los que como yo se regodean con el fracaso, les recomiendo la película Pequeña Miss Sunshine.
No tengo tolerancia al fracaso, quiero tenerlo, porque eso supondría que puedo tomarme la vida con calma, que no me preocupa cada suspiro de la existencia, pero aún no lo logro. ¿Quién conozca el método que me lo diga? Por lo pronto, sigo empujando...

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