Corazón delator

Siento que el cerebro me estalla, que cada terminal nerviosa de mi cuerpo está enfocada a desmembrarse. Siento el fatídico retumbar de mis sienes que acompasan el cada vez mayor bom bom del corazón. ¿Cómo es que no lo escuchan? ¿Cómo no se aturden como yo? ¿Cómo no escuchar a mi corazón delator? Es esta vida. ¿Qué quiero? ¿Qué más quiero? ¿Cómo es posible sentir tal insatisfación si tengo todo? Ya lo dijo el gran maestro zen Luca Prodan: "No sé lo que quiero, pero lo quiero ya". Mi trabajo no siempre me satisface, sobre todo el sueldo no me conforma. No sé si soy buena en lo que hago, tampoco si mis alumnos aprenden lo que enseño y si lo que enseño es significativo para ellos. Quizás repiten como loros, los que aprueban, tal cual como yo lo hice. ¿Es posible? Hoy reté a una alumna, hubiera querido gritarle... me sacó de las casillas. Ya no tengo paciencia y las mismas vivezas no me caen igual. Te toman el pelo, no estudian, no se esfuerzan nada, todo, todo lo haces vos, todavía cargas con la culpa de a dónde irán a parar si los desaprobás, si dejan la escuela, qué será de ellos. Tendrás vos también injerencia en su situación de vulnerabilidad, serás uno más de los que les ponen piedras en el camino. No sé... más fácil la cosa ¿peor es? La ley del desgano es pareja para ellos y para mí. Me reconozco en los ojos gastados de compañeros docentes fastidiados, rencorosos, mal pagos y diría yo iracundos con el sistema, con los alumnos, los directivos, con ellos mismos. ¿A dónde se fue la esperanza? ¿Los sueños libertarios de la educación siguen existiendo o son nada más que un panfleto gremial? otra vez la sien, se revienta, la sangre, las visceras lo inundan todo, me ahogo en mi propio ser... con cada gota de vida, muero un poco. Tomo el portafolio, guardo las pruebas y me dirijo al aula. ¿Sabrán que llevo mi corazón latiendo envuelto en letras?